"Pobres niños mexicanos" _ Escrito de Salvador García Soto; Serpientes y Escaleras en EL UNIVERSAL

Grandes tragedias ocurridas por negligencia, porque aún no sabemos o no queremos asumir responsabilidades.

Porque es más redituable el camino deshonesto que un camino honesto.

¿Cómo, cuándo y en qué recodo del camino por la vida se pierden los valores de honestidad, respeto y responsabilidad, por mencionar solo algunos? (MGRS)

Ser niño en México es casi una desgracia. Peor si se es niño marginado, indígena, hijo de padres de escasos recursos, de madre trabajadora o incluso de padres divorciados; la condición vulnerable e indefensa de los niños se agudiza.

Expuestos a toda clase de abusos, laborales, físicos, verbales, sexuales o sicológicos, los niños mexicanos no tienen, en los hechos y en la realidad, ninguna protección del Estado mexicano y se enfrentan a la indiferencia —casi apatía— y al silencio cómplice de la sociedad.

Niños golpeados por sus padres, encadenados, encerrados; abusados sexualmente por conocidos o familiares o por redes de pederastas que involucran a poderosos empresarios, políticos y sacerdotes.

Niños, cientos, miles de niños explotados laboralmente, que viven en la calle, que se drogan para aguantar el hambre o el frío.

Hoy nos conmocionamos casi hasta las lágrimas por los 42 niños que murieron quemados y asfixiados en una guardería del IMSS en Hermosillo, víctimas inocentes de la negligencia y la corrupción de las autoridades todas, desde la federal que concesiona el cuidado de los niños a particulares que sólo buscan hacer negocio, hasta las autoridades locales que otorgan permisos para uso de suelo en establecimientos que no cumplen las normas básicas de seguridad.

Tres días hace de la tragedia y no hay responsables. Los funcionarios que deben hacer cumplir la ley se pierden en declaraciones absurdas.

¿De qué sirve que el presidente Calderón y el gobernador Bours declaren luto y pésames si no avanzan las investigaciones para saber qué pasó y castigar a los responsables?

¿Se atreverán a castigarlos si aparecen apellidos ligados a familias del poder o volverán a detener a funcionarios de segundo nivel que meses después serán liberados?

¿No es eso lo que hizo Marcelo Ebrard en el DF con la muerte de 12 adolescentes que fallecieron por asfixia en una discoteca por la idiotez, abuso y negligencia de su policía?

No hay un solo responsable juzgado a un año de distancia, como tampoco Ebrard ha rendido cuentas de los más de 11 niños desaparecidos en el albergue de Casitas del Sur, que estaban bajo custodia de su gobierno y que fueron robados por presuntas redes de pederastia, tráfico de personas y tráfico de órganos.

No, los niños en este país no importan para gobernantes y políticos porque no votan. Les importan quizá a sus padres, pero apenas los propios, porque ya como sociedad toleramos, callamos y solapamos violaciones y abusos a niños, mientras no sean los nuestros.

A menos que políticos y sociedad demostremos lo contrario con hechos, lo demás, discursos, condolencias, lágrimas y conmociones, es pura hipocresía. 9 de junio del 2009